Un Goethe en Dachau, por favor.

Ciertamente Katixa de DeborahLibros y Tamara de Primera Página salieron en la radio en pleno agosto recomendando la lectura de Goethe en Dachau. (Gracias, queridas). Evidentemente, no podía, de ninguna manera, saber que la respuesta iba a ser tal. Pedidos vía web, de librerías con las que nunca hemos trabajado, pedidos de nuestras contralibrerías, reseñas en Instagram, Twitter, algún artículo que afirmaba que el libro era de 2018 (creo que se corrigió para los aficionados a las hemerotecas),… han pasado muchas cosas este último mes con respecto a ese libro. ¡Pardiez! ¡Si hasta ha habido gente que ha comprado otros libros de la editorial!

No estaba preparada para esto. Lo asumo y es enteramente mi responsabilidad. El hecho de no enviar libros a prensa, blogueros, booktubers,… ha hecho que me fuera imposible anticipar un impacto que desconocía. Por eso, el inventario de Goethe en Dachau era el normal para las fechas contando las reposiciones, ventas puntuales y los pedidos del Campo de concentración de Dachau.

Ahora mismo, los libros que quedan son los que están en las librerías y algunas están sin ejemplares. El hecho de que trabajemos facturando una vez al mes con nuestros compañeros libreros no nos permite saber al minuto quién tiene ejemplares, quién hace envíos,… Mi sugerencia es que contactéis con ellos y preguntéis. Los tenéis a todos aquí.

Por nuestra parte (más por la de Gabriel que por la mía porque estoy haciendo otros libros), estamos anotando ya los pedidos, todos, promesa de directora/dictadora/becaria. Habrá para todos pero, como imaginaréis, nuestras trincheras, que junto a los socios, son las que están día a día apoyando este proyecto con algo más de tres años de andadura, tienen preferencia absoluta. Pero anotar lo estamos anotando todo porque no hay nada que desee más que Rost llegue al mayor número de lectores posible.

¿Pero cuándo llegarán los libros?

Buena pregunta, sin duda. La previsión es que salgan de imprenta el 17 de septiembre así que si todo va bien irán llegando en los días posteriores a todos los que lo quieran, lo tengan reservado, etc. ¿Qué por qué «si todo va bien»? Aunque a alguno le pueda sonar a magia negra, los libros no se hacen solos ni los escribo uno a uno en casa. En las imprentas trabajan personas, en la imprenta con la que yo trabajo también. Mi gestor de producción, confesor y consejero desde el primer libro, tiene una punta de trabajo bestial, lidia con una avalancha de títulos para eso que llaman rentreé (por lo visto es justo lo que ocurre cuando acabas de leer toda la lista de “libros de verano” -no me preguntéis lo que es un libro de verano porque sólo saldrían palabrotas de mi boca-).

Imagino que el repartidor también debe estar agotado y ya sabéis que aquí no se machaca a nadie. No lo hago con traductoras, ilustradoras, calígrafo, libreras,… así que tampoco con los que preceden a ese punto, a las personas que trabajan igualmente para hacer los libros realidad y que también forman parte del ecosistema del libro. Que reentren todos los que quieran con todas esas novedades que os desean. Yo a eso no juego. Y no juego porque sé que muchas editoriales ponen mucho dinero encima de la mesa para que esté (leer con voz de magnate maligno) CUANDO YO DIGA. Hay cosas peores que no voy a exponer porque siento vergüenza ajena y sigo sin tener cartera para un buen abogado.

El 17 de septiembre tendremos nuevamente Goethe en Dachau pero si el hijo de mi gestor de producción (he visto fotos suyas desde prácticamente su nacimiento) pilla un constipado o se pincha una rueda de la furgoneta a medio camino o [insertad aquí cualquier cosa que le puede pasar a un trabajador en el ejercicio de sus tareas o en su vida personal] no voy a llamar a nadie metiendo prisa ni exigiendo nada.

Creo que E. y yo vamos empatados en las veces que me ha echado un cable con las que yo le he dado tiempos que otros ni se plantean, imagino porque no pasan por allí de tanto en cuando ni ven a las personas que allí trabajan. Yo lo hago tanto como puedo. Me gusta que nos veamos, hablemos y contarnos qué tal estamos.

Por cierto, ¿cómo estáis?

Portada de Clerambault

Hace muy poco empezamos a hablar públicamente de esta portada. Aquí la palabra clave es «públicamente» porque ya llevabámos meses Aitor y yo dándole vueltas a las letras, Laia en preaviso lista para disparar sus tintas y su traductora, Núria Molines, había mostrado sus ideas. Sucede que cuando uno lee un libro sin portada puede imaginarle muchas a lo largo del proceso de traducción, también ocurre en el proceso de la edición.

Esta portada representaba para mí un reto aún mayor: la línea. Estamos trabajando mucho en la figura de Romain Rolland porque hasta cuando suelta alguna frase que no nos gusta sabemos que no es gratuita, es el reflejo de una época de la que no siempre fue protagonista. El conjunto que supone Más allá de la contienda y Los precursores era algo muy particular, estaba claro que la portada debía reflejar al gran intelectual no sólo desoído sino olvidado. Pero llegamos ahora con las novelas.

Hablaremos, y mucho, de Clerambault. También de Colás Breugnon. Ambas novelas (y las que podamos ir publicando) requerían eso, una línea. Una línea en cuanto a las letras, una línea en cuanto a la paleta de colores, algo que las hiciera evidentes hijas de Romain Rolland.

Los artífices de la portada, plumilla y pinceles en mano, están muy contentos con su resultado. Nunca habían trabajado juntos y creo que les ha satisfecho la experiencia. La traductora nunca la imaginó así pero me consta que le gusta. A mí, sinceramente, me encantaría tenerla visible a todas horas si no fuera porque no tengo los contralibros a la vista. Es una norma que prefiero mantenerme.

Pero vayamos a lo importante… ¿gusta?

Portada de «Diario de la guerra civil española»

Llega un libro y todo libro necesita una portada. Esta portada que llega está hecha desde el mes de julio de 2017, justo 80 años después de que buena parte del Ejército español se levantara en armas contra la II República Española. No deja de ser curioso, entonces, que la imagen la hayamos extraído del Archivo Militar del Ejército de Tierra de Ávila.

La caligrafía la trabajamos, como siempre, con Aitor Mediero. En este caso, no jugamos a plagiar la letra del autor en la firma porque, sinceramente, es posible que nadie hubiera llegado a entender su letra. Para ejemplo, un autógrafo de 1967:

Intentamos recuperar en el título la tipografía de algunos periódicos de la época, esa maravillosa época de eclosión de la prensa gráfica y los collages imposibles.

Que me calle ya y enseñe la portada, ¿no?

Sí, efectivamente, sólo hay que fijarse un poco en la gorra del miliciano para darse cuenta de que a esa foto le pasa algo. La he volteado horizontalmente por cuestiones de diseño.

Aquí tenéis la versión de solapa a solapa:

Y aquí la original:

Soy plenamente consciente de que, como mínimo, otro libro tiene esa imagen en la portada. Dudo mucho que hayan pagado sus derechos, la verdad. Y aunque así fuera, la nuestra es más bonita ¿por qué? porque es nuestra ¡CHIMPÚN!

Portada de «Yo le pinté el bigote a Stalin»

Llega un libro y una portada largamente esperado en esta rara casa. Llega «Yo le pinté el bigote a Stalin». Dentro de muy poco os explicaremos quién fue y qué le ocurrió a Erika Riemann, autora de estas memorias pero permitidnos, ya que llevamos casi dos años esperándola, que compartamos con vosotros la portada pintada de Laia Montserrat (no os voy a engañar, es catalana :D). Es una joven que ya habéis visto lo que es capaz de hacer porque fue la ilustradora de «Una silla para la soledad» pero ahora la historia y la Historia no tienen nada que ver.

Por cierto, ¿Os recuerda a algo?

 

¿Entendéis ahora aquello que os dije de que una portada podía tener banda sonora?

 

 

Portada de «Hombres varios»

Hoy es un día especial. Muy especial. Desde 2015 no me había llegado ningún proyecto interesante para Papiroverba, esa en que los autores están vivos. De repente, un día, se cruzó en mi camino el traductor José Aníbal Campos y vino a hablarme de Ror Wolf y unos hombres, varios hombres ¿varios? bueno, hombres. Además de poder regresar a los autores vivos, con los que se puede hablar y esas cosas de agradecer en el mundo de la edición, resultó que era la primera traducción de Papiroverba y, para colmo, era algo que tenía pendiente ¡RELATOS!

Hoy es un día especial por todo eso y porque la portada es del propio traductor. Mi querido José Aníbal Campos tuvo la gentileza de mostrarme sus cuadernos de trabajo, esos en los que durante años había ido traduciendo a pedacitos este libro que tan especial es para él. Ante ellos, yo vi la portada porque vi la traducción total y un homenaje a ella. El trabajo de traducción es difícil y no atraviesa por buenos momentos. Es evidente que se ha avanzado mucho pero hay que cuidar a todos los que trabajan el libro: autores, traductores, correctores, editores, libreros, impresores, lectores, todos formamos parte de un ecosistema frágil en que de nada sirven los méritos, las firmas o los reclamos si al final las facturas se quedan sin pagar.

Quizá ese es un extenso asunto del que hablaremos un día con mucha calma, quizá sean ellos, los y las traductoras, las que deban entrar en este blog un día y explicar lo que sucede, lo que hacen, lo que es y significa su trabajo.

Hasta ese día, congratulemonos con la nueva portada de la primera traducción íntegra de «Hombres varios» de Ror Wolf que José Aníbal Campos ha venido a ofrecernos.

Empezamos a maquetar ¿hay ganas?